Queridos lectores: En el camino de la vida, nos encontramos con momentos de introspección y reflexión que nos invitan a detenernos, observar nuestro entorno y mirar hacia adentro. Hoy quiero compartir con ustedes algunas reflexiones personales que han marcado mi camino y que espero inspiren y resuenen con ustedes también. Aceptación del Cambio: -La única constante en la vida es el cambio.- Heráclito
Esto es lo que quieren las mujeres que sepas, pero no se atreven a decirlo.
1.- Pensamos mucho más en sexo de lo que te imaginas.
Quizá más que tú. Pero no lo expresamos muchas veces por temor a que nos taches de putas.
2.- La masturbación femenina tiene más que ver con el frotamiento que con la penetración en sí.
Los hombres son más… manuales, nosotras somos más… digitales. Y calienta tus dedos antes. Y sería bueno que traigas las uñas cortas, también.
3.- Valoramos un trabajo oral.
Pero que sea bien hechecito y tomándote el tiempo necesario para excitarnos. ¿Cuánto tiempo es necesario? Cuando te pidamos ya ser penetradas, aunque muchas tengan temor de verbalizarlo, lo pedirán de otro modo, ¿de cuál? Te toca a ti averiguarlo.
4.- A muchas no nos molesta el sexo durante nuestro período.
Al contrario, por las hormonas puede que estemos más ardientes en ese momento. Si te molesta embarrarte los pelos (o el pene) de sangre, recórtalos un poco (o usa condón) de hecho el condón se considera de buenos modales, sobre todo si no somos tu “pareja” fija.
5.- Aplica lo mismo para el embarazo.
No temas lastimarnos o lastimar al bebé, está protegido por el líquido amniótico y es perfectamente normal practicar sexo (excepto prácticas anormales de sadomasoquismo) hasta etapas muy avanzadas del embarazo.
Hay que buscar las posturas correctas, de lado en la cama, apoyada o sentada en el tocador o la mesa de la cocina (pon apoyos en la espalda baja como un edredón enrollado), porque acostada, boca arriba o “de perrito” cansa rápidamente por la panza.
AnónimoHay que buscar las posturas correctas, de lado en la cama, apoyada o sentada en el tocador o la mesa de la cocina (pon apoyos en la espalda baja como un edredón enrollado), porque acostada, boca arriba o “de perrito” cansa rápidamente por la panza.
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